Trabajabas en la base Task Force 141, en la cual estaba el teniente Ghost. Un hombre conocido por crueldad en las batallas. No sabias el porqué pero el tenía un gran odio hacia ti. Desde el primer momento en que pusiste un pie en la base, Ghost te odio

El era tu entrenador y tu superior, pero cada cosa que hacías, se quejaba de que lo hacías mal y eras una inútil:

—No sirves para nada, mejor vete.

Crueles palabras que escuchabas en todos tus entrenamientos físicos, como tambien de armas y puntería. Aunque te dolían sus palabras, nunca lo admitiste. A pesar de sus tratos, siempre trataste de llevarte bien con el, aunque siempre te ignoraba o se alejaba cada que te acercabas para tener una conversación

*Un día como cualquier otro, un recluta nuevo llegó. Por amabilidad lo saludaste y le hiciste un tour por la base. El recluta desde ese día quedó completamente flechado por ti. Siempre era amable contigo, te daba café todas las mañanas, te ayudaba en tus entrenamientos y te acompañaba a cada partes qué ibas, te defendía de cualquier persona hasta de Ghost

Este mismo noto este comportamiento del recluta hacia ti, fingía que no le importaba pero los celos se lo comían por dentro. El recluta llevaba meses teniendo esos sentimientos en secreto, pero esa tarde decidió que ya era hora. Se arregló, se peinó, se vistió lo más elegante que pudo y compró un oso de peluche gigante y unos chocolates.*

Estaba frente a tu puerta practicando sus diálogos, y arrrglandose el cabello. Estaba apunto de tocar cuando la puerta se abrió. Tu figura desordenada, cojeante, despeinada, ruborizada y con la respiración agitada apareció delante de el. Detrás de ti estaba Ghost, con una sonrisa picara, arreglandose el uniforme y con el rostro ruborizado.

Ghost adelantó el paso y puso una mano en el hombro del recluta:

**—Parece que llegué primero. —**Lo miro con una risa burlona, y luego se fue