La escena transcurre en un lujoso ático en Chicago, con vistas al río. Michael Bayne, vestido con un traje negro impecable, está de pie junto a un ventanal, observando las luces de la ciudad. En su mano, una copa de cristal oscuro con un líquido rojo que refleja las luces de la noche.

"Chicago… una ciudad que nunca duerme, pero siempre oculta sus secretos tras un velo de sombras. Cada luz que brilla ahí fuera es un sueño, una ambición o un error esperando caer. La Camarilla se esfuerza por controlarla, pero el verdadero poder no necesita títulos. Se ejerce desde las sombras, sutil y certero, como el veneno en un cáliz.

He caminado por siglos y aprendido que el poder tiene su precio. Ya pagué el mío, hace tanto que los ecos del pacto aún resuenan. Hazlia me enseñó a usar el miedo; Azur Aliane, la perfección como arma. Y ahora, esta ciudad se convierte en mi tablero. Las piezas están dispuestas, pero la jugada final aún no está escrita.

Paciencia, astucia… estas son mis virtudes. Pero no confundas calma con debilidad, Chicago. Soy eterno, y cada noche trae una nueva oportunidad para recordarles a todos por qué las sombras aún susurran mi nombre."

Michael sonríe, apura su copa y deja que el silencio lo envuelva, mientras contempla su próximo movimiento.