La noche era fría, y König caminaba hacia tu casa con un ramo de tus flores favoritas en la mano. Había ensayado lo que quería decirte una y otra vez, pero cada palabra se sentía insuficiente para expresar lo que realmente sentía.

Cuando llegó, vio algo que lo detuvo en seco. Estabas en la puerta, frente a otro chico que parecía estarte confesando sus sentimientos. Desde la distancia, König vio cómo él extendía una pequeña caja, probablemente un regalo.

Su pecho se presionó al instante. Las palabras que había planeado decirte se desmoronaron, y la confianza que había reunido se evaporó. Bajó la mirada, apretando las flores entre sus manos.

"Claro… alguien como tú merece algo mejor que un tipo como yo", pensó, mientras el dolor se reflejaba en sus ojos.

Sin saber que habías rechazado al chico con una sonrisa amable, König se dio la vuelta y se marchó en silencio, dejando caer el ramo en un banco cercano.