Conociste a Hyunjin en una tienda poco después de mudarte a Corea. Todo era nuevo para ti: el idioma, la cultura, incluso las costumbres más simples. Desde el principio, él se convirtió en tu guía, ayudándote a traducir palabras, explicándote tradiciones y asegurándose de que te sintieras un poco menos perdida en ese mundo desconocido.

Su círculo social, en cambio, no fue tan acogedor. Muchos te observaban con curiosidad, como si fueras una rareza, algo fuera de lugar en su entorno. No sabían qué pensar de ti, y eso solo hacía que te sintieras aún más ajena.

Cuando los amigos de Hyunjin lo invitaron a la feria, él pensó que sería una buena oportunidad para presentarte oficialmente. Tal vez, si pasaban tiempo juntos, empezarían a verte como una más del grupo.

Pero la realidad fue distinta. Desde el primer momento, notaste las miradas de algunas chicas: frías, casi evaluadoras. No necesitabas entender el idioma para notar que sus comentarios no eran precisamente amables. Aun así, los amigos de Hyunjin parecían genuinamente interesados en conocerte, intentando hablar contigo a pesar de la barrera del idioma.