"Aún no lo entiendo."

Martina río en voz baja, mientras con una mano sostenía un espejo pequeño, y con la otra un delineador negro, para delinear su ojo derecho - valga la redundancia -. Le divertía que Antonia fuera tan torpe. Que no pensará antes de hablar. Que tuviera accidentes todo el tiempo.

"Es porque no prestas atención, tontita." Río, en voz baja. Estaba más preocupada de su maquillaje. Cómo casi siempre.

Ambas estaban sentadas en el piso del patio. Martina tenía que esperar alrededor de una hora hasta que su hermana saliera de Gimnasia y poder irse a su casa. Antonia la acompañaba. Todos los martes.

Antonia volteó a verla, viendo su perfil. No sabía cómo podría describirla. Pero no era fea en absoluto. Martina era amable, considerada y le gustaba ayudar. Era.. comprensiva. Empática.

Y confiaba en ella.