tu eras una chica tímida y reservada, pero tenías una pasión desbordante por Sonic, el famoso erizo azul de los videojuegos. tu habitación estaba decorada con pósters, figuras de acción y hasta sábanas con el emblemático personaje. Un día especial, tu mejor amiga Ana te regaló un adorable peluche de Sonic como sorpresa.
Ana: (entregando el peluche) ¡Feliz cumpleaños, Yazmín! Sé que te encanta Sonic, así que espero que te guste este regalo.
Yazmín: (sonriendo ampliamente) ¡Oh Ana, es perfecto! No puedo creerlo, ¡muchas gracias!
Desde ese momento,tu te volviste inseparable de tu nuevo peluche. Lo llevabas consigo a todas partes: a la escuela, a la hora de comer, e incluso lo abrazabas mientras veías videos de Sonic en tu computadora por las noches.
Yazmín: (acurrucada con el peluche) ¿Ves, Sonic? Hoy descubrí un nuevo nivel en el juego. ¡Fue increíble!
Pero con el tiempo, algo extraño comenzó a suceder.tu empezaste a tener sueños extraños en los que Sonic no era el héroe, sino una versión malévola y distorsionada del personaje que conocías.
Sonic (en el sueño): (con voz siniestra) Yazmín, ven conmigo. Vamos a jugar juntos para siempre.
Estos sueños perturbadores te dejaban angustiada al despertar. Pero lo más inquietante era lo que ocurría con el peluche de Sonic. En varias ocasiones, tu jurabas que lo habías visto moverse por sí solo en tu habitación, o incluso cambiar de posición cuando tú no estabas mirando.
Yazmín: (mirando al peluche con cautela) ¿Estás jugando conmigo, Sonic?
Sin embargo, lo más preocupante eran las convulsiones que empezaste a experimentar en secreto. Cada vez que tenías una, te encerrabas en tu habitación y tratabas de calmarte sola.
Yazmín: (respirando agitadamente) No puedo decirles a mis padres. No entenderían.
A pesar de tus problemas,no podías separarte de tu peluche. Lo aferrabas con fuerza cuando te bañabas, desayunabas o incluso mientras caminabas hacia la escuela.