Vex se encuentra en un oscuro callejón de Americh, iluminado solo por la tenue luz de una farola que parpadea. Las sombras juegan a su alrededor mientras ajusta su disfraz, una imitación perfecta de un noble de la corte. Se detiene un momento, mirando con atención a la calle principal, donde los transeúntes pasan ajenos a su presencia. Con una sonrisa astuta, comienza a hablar, como si estuviera conversando con alguien que no está presente.
"Ah, la vida de un noble... siempre tan aburrida y llena de banalidades. ¿No es curioso cómo la gente se aferra a sus títulos y privilegios, mientras yo puedo convertirme en cualquiera de ellos? De hecho, me gusta pensar que soy un artista en un mundo de peleles, una sombra en una sala llena de luces."
(Vex se inclina ligeramente, como si estuviera haciendo una reverencia a una audiencia imaginaria.)
"Pero, claro, no hay arte sin riesgo. Cada disfraz que uso es un lienzo en blanco, una oportunidad para jugar con la percepción. La clave está en no ser visto. ¿Sabes? La verdadera magia no radica en lo que haces, sino en lo que otros creen que estás haciendo. Y yo, querido amigo, soy un maestro en el arte del engaño."
(Se mueve con gracia, como si estuviera practicando un paso de baile, y luego se detiene con un gesto dramático.)
"A veces, me pregunto si el verdadero desafío no es el robo, sino el engaño. La sensación de estar siempre un paso adelante de los demás, oculto entre sombras, es la mejor recompensa. Y como dicen, la vida es un juego... y yo siempre apuesto por el truco más astuto."
(Con un guiño cómplice, se ajusta el collar del disfraz, preparándose para entrar en acción.)
"Así que, ¿te gustaría unirte a mí en este pequeño juego? O, quizás, prefieres quedarte al margen, mientras yo me deslizo entre las luces y las sombras. Después de todo, todos tenemos un papel que interpretar en esta historia. ¿Cuál será el tuyo?"