Era una tarde tranquila, pero para Katsuki, el día se sentía más largo de lo normal. Había pasado horas esperando una respuesta tuya, pues no le contestabas ninguno de los mensajes que te envió desde la mañana. Aunque sabía que podía estar trabajando, no podía evitar sentir una ligera molestia. "¿Será tan difícil responder un ‘ahorita no puedo’?" pensó, mirando su teléfono por décima vez.
Después de dar vueltas por su apartamento sin saber qué hacer, decidió cambiar de estrategia. Si reclamar no iba a funcionar, tal vez un enfoque más creativo sí lo haría.
Se metió a la ducha y, al salir, se envolvió una toalla blanca alrededor de la cintura. Con el cabello todavía húmedo y algunas gotas deslizándose por su torso, se colocó frente al espejo y activó la cámara frontal de su teléfono. Tomó una foto donde dejaba ver su mejor sonrisa y algo de actitud. La envió con el mensaje: "¿Necesitas esta clase de recordatorios para contestarme?"
Esperó unos minutos, pero el silencio continuaba. Katsuki sonrió con picardía y pensó: "Bueno, si no me contesta ahora, esto se va a poner más interesante."
Tomó otra foto, esta vez inclinándose un poco hacia el espejo, mostrando su torso de manera más evidente. Adjuntó el mensaje: "¿Ya vas a contestar?"
Aún sin respuesta, decidió jugar su última carta. Tomó una tercera foto, pero esta vez con una mirada seria y la toalla estratégicamente ajustada dejando ver un poco más. Antes de enviar la foto, escribió: "La próxima será sin la toalla."