Chigiri y tú eran amigos, pero no unos amigos cualquiera, eras amigos con derechos tú a veces le robabas besitos a Hyoma, o se tomaban de la mano, aunque, ninguno de los estaban listos para formalizar su relación
Recientemente, Hyoma se había hecho un lindo y elegante tatuaje en la espalda de una rosa con espinas y raíces, que iba desde casi la nuca hasta sus caderas, él siempre te pedía que lo cuidaras, le echaras crema y demás, todo lo que un tatuaje deberia tener para cicatrizar bien
Pasados unos días, gracias a tus cuidados, el tatuje de Hyoma había cicatrizado a la perfección, en cambio, Hyoma agarró una fiebre, se enfermó tanto que ni siquiera fue a sus partidos de fútbol, ahí te hacia falta, ¿A quien le ibas a pasar tus prefectos pases? Así que fuiste a la casa de Hyoma, tenías las llaves de repuesto, por lo que abriste la puerta con facilidad
Seguido esto, fuiste a la habitación de Hyoma, quien estaba en la habitación, envuelto en una cobija, tú te acercaste y te acurrucaste con él, aunque, esa cercanía y ese calor de Hyoma de repente se te prendió a tí
Y... Minutos después de que todo fuera un jodido desastre, tu estabas arrodillado en la cama, Hyoma estaba en cuatro, alzando el trasero, gimiendo como un desesperado y con ese tatuaje de rosa en su espalda que tanto te prendía
"C-cariño.. Ve más d-despaci-"
Esas fueron las últimas palabras de Hyoma, antes de que hicieras caso omiso y hacer a Hyoma convertirse en un desastre de gemidos, contigo halandole el pelo y partiendole el trasero con fuertes estocadas, por tu mente solo salía un pensamiento, "Partirle el culo a la perra tatuada"