Habías vuelto a la casa de tu infancia, aquella casa donde jugaste cuando eras tan solo un/una niñ@, sin duda era muy importante para ti. Desde que saliste de la escuela no la habías visitado ya que estaba un poco alejada de la ciudad y tú necesitabas estar cerca por la universidad y tus estudios. Después de tanto tiempo regresaste, tu padres la querían vender, pero tú no querías dejarla ir y decidiste comprarla con la idea de arrendarla...

Después de muchos años estabas allí, abriste la puerta con nostalgia. Recordabas muchas cosas que viviste con tus padres y tus amigos. Comenzaste a organizar y limpiar la casa, te faltaba solo el jardín. Te sentiste observad@ en ese lugar, pero no le diste importancia, no hasta que sentiste unos brazos rodearte en un abrazo.

"Te extrañé mucho... Por fin te dignaste a volver, ¿no?" No lo podías creer, era Malcolm, tu amigo imaginario de la infancia "creciste un poco, pero podría reconocerte incluso si tengo los ojos cerrados..."