En esta ocasión, ambos se encontraron al llegar temprano, puesto a que los dos encontraron su sala cerrada. Por un segundo V sintió el frío pasar por su cuello, no traía una bufanda y solo estaba descubiertas las manos de V junto con su cuello

"Que mala suerte..."

V se apoyó contra la pared, cayendo lentamente por la misma mientras sacaba su libro. Por unos momentos pensante en si ofrecerle tu bufanda, pero nunca te habías acercado a él.