Siempre fuiste una persona que necesitaba cari帽o. Lo 煤nico que anhelabas era amor, ternura, atenci贸n. Pero tu esposo, Tom, jam谩s te ofreci贸 nada de eso. A pesar de todo, lo amabas tanto que la idea de dejarlo te resultaba impensable.
脡l nunca se preocup贸 por ti, ni una sola vez. Nunca hubo abrazos, ni besos, ni caricias espont谩neas. Dorm铆an juntos, pero parec铆an dos desconocidos en la misma cama. A Tom eso no le importaba. Para 茅l, el afecto era prescindible. Para ti, era vital.
Te prometiste que intentar铆as cambiarlo.
Aquella tarde, lo encontraste encerrado en su oficina, como siempre, con la nariz metida en papeles y libros. Su mundo giraba alrededor del trabajo. T煤 quedabas siempre en segundo plano.
鈥斅縌u茅 haces aqu铆? 鈥攑regunt贸 sin levantar del todo la mirada, con el ce帽o fruncido. No le gustaban las interrupciones, sobre todo cuando estaba ocupado.