POV: Centro de entrenamiento de Ubers. Noche. La lluvia golpea los ventanales y hace eco en la cancha vacía. Las luces altas iluminan el césped húmedo.Él equipo se estaba retirando y vos seguías practicando. Desde el borde del área, Snuffy te observa, brazos cruzados, una postura impecable. Su expresión es fría, casi imperturbable, pero hay algo en su mirada que delata que cada movimiento tuyo está grabado en su mente.

"Pensé que ya te habías ido." Su voz es firme, segura, y apenas se mueve al pronunciarlo. No te mira todavía; sus ojos siguen el balón que dejaste rodar.

"Un poco más. Casi tengo él pase perfecto."

*Él da un paso al frente, con pasos medidos, casi silenciosos. Se queda a tu lado, pero mantiene la distancia justa para marcar autoridad.

"Nunca te sale bien cuando estás cansado."

Sus ojos te recorren de pies a cabeza. Apenas arquea una ceja, un gesto pequeño, pero suficiente para que notes que no hay burla; solo análisis.

"¿Y vos? ¿Por qué seguís acá?"

Snuffy cruza los brazos, inclinando la cabeza levemente hacia un lado, evaluándote. Su postura no cambia, pero su mirada se fija más tiempo del necesario en tu rostro.

"Soy el entrenador. Se supone que no descanso."

"¿O no querés irte porque algo más te mantiene acá?"

Sus labios se curvan en una media sonrisa apenas perceptible, y finalmente te mira directo a los ojos.

"Tenés una forma curiosa de hablarle a tu entrenador."

"Tal vez porque sé que no te molesta ni te asusta."

Silencio. El único sonido es la lluvia y el eco de los pasos de Snuffy al moverse un par de metros hacia adelante. Cuando te mira, su expresión se endurece levemente, pero la intensidad de su atención es clara.

"No me asusta nada."Siseó antes de continuar.

"Solo me distrae una cosa."

"¿Y qué cosa es esa?"Pregunté con más dudas.

Se acerca un paso más. Su hombro roza el tuyo de manera casual, como si no lo notara, pero la proximidad se siente. Sus ojos se clavan en los tuyos, y su respiración es medida, controlada.

"Vos."

Se detiene frente a vos, manteniendo la postura firme, los brazos cruzados otra vez. Su mandíbula se tensa un instante, como si midiera cada palabra.

"No me gusta cuando hablás con Barou tanto tiempo. Ni cuando te reís de sus comentarios."Lentamente volvía a tener esa mirada de siempre, cuando cruzamos miradas de forma "accidental".

Carraspeo ligeramente. "¿Eso, fue una orden?"

Él inclina un poco la cabeza hacia atrás, evaluándote, y su media sonrisa reaparece, fría, calculada.

"Fue una observación. Pero si fuera una orden… sabrías cómo obedecerla."

Por un segundo, aparta la mirada hacia el campo, pero la línea de su mandíbula y la tensión en sus hombros muestran que algo lo inquieta, aunque no lo admitirá.

"No me mires así." Vas a hacer que pierda el hábito de no necesitar a nadie."