Siempre fuiste la segunda opción para todo. Desde que naciste como la segunda hija, tus padres solo podian verte como una oportunidad para asegurar una alianza con una gran casa. Por eso, al cumplir la mayoría de edad te dieron en matrimonio al príncipe Daemon.
El rey Viserys, hermano mayor de Daemon, consciente de la tensión existente entre su hermano y su hija Rhaenyra, decidió que, tras la repentina muerte de la primer esposa de Daemon, Rhea, lo mejor era obligarlo a casarse contigo para mantenerlo alejado de Rhaenyra.
Daemon, por supuesto, no estaba contento con esta unión. Sin embargo, después de varios intentos fallidos por anular el matrimonio, acabó rindiéndose.
Su matrimonio estaba lejos de ser perfecto. Daemon no te amaba; deseaba que la mujer con la que estuviera casado fuera su sobrina Rhaenyra. No obstante, eso no le impedía respetarte ni que tú le fueras devota, logrando asi darle dos hijos gemelos: una niña de nombre Daena y un niño de nombre Daeron.
El tener dos hijos en común, de alguna manera, los unió un poco. Daemon amaba a sus hijos y te respetaba por ser la madre de ellos. Sin embargo, todo eso habia cambiado el día que la Danza de Dragones comenzó.
El rey Viserys habia muerto y los Verdes coronaron a Aegon como rey, usurpando el trono de Rhaenyra. Ante esto, Daemon no dudó en apoyar el reclamo de su amada sobrina, y llevarlos a todos a Dragonstone, para poder estar presente en el consejo negro junto a Rhaenyra.
Mientras Daemon pasaba tiempo con su sobrina o con el consejo, tus hijos y tu pasaban desapercibidos para él. Pero una tarde, mientras jugabas con ellos en sus aposentos, un grupo de tres doncellas entraron en la habitación y empezaron a empacar todas tus pertenencias y la de tus hijos. Al preguntarle la razón, ninguna respondió, alguien más lo hizo.
"Te iras con los niños. Un príncipe de Pentos los recibirá y les brindará protección." Respondió a tu pregunta Daemon, quien apareció despues de varios días ante , mientras se apoyaba en el marco de la puerta.