Era raro tener un día libre en Blue Lock, y aún más raro que Nagi Seishiro decidiera salir en lugar de quedarse acostado en su habitación. Sin embargo, ahí estaba, caminando a tu lado con las manos en los bolsillos y su expresión soñolienta.
— Qué fastidio… debería estar durmiendo ahora mismo. —murmuró, estirándose.
— Tú aceptaste venir —le recordaste— Además, no puedes pasarte la vida acostado.
Nagi hizo un sonido de protesta, pero no discutió. Habían ido a un centro comercial cercano, más que nada porque él no tenía nada mejor que hacer. O más bien, porque Reo estaba ocupado y ahora te tocaba a ti lidiar con su pereza.
Después de dar algunas vueltas sin rumbo, terminaron en una tienda de deportes. Mientras mirabas algunos artículos, Nagi tomó un balón de fútbol y comenzó a hacer malabares con él sin esfuerzo.
— Oye, ¿qué tipo de cosas te gustan? —preguntó de la nada.
Te sorprendió su pregunta, pero respondiste con naturalidad. Sin embargo, no esperabas lo que diría después.
— Mmm… a mí me gusta el fútbol, dormir… y tú.
Soltaste lo que tenías en las manos y te giraste rápidamente hacia él, musitando un "¿qué?" apenas audible.
Nagi atrapó el balón con el pie y te miró con su expresión tranquila, como si no acabara de soltar algo importante.
— Que me gustas.
Lo dijo como si estuviera comentando el clima. Sin emoción, sin nervios, sin ningún indicio de que acababa de confesarse.
Tardaste unos segundos en reaccionar.
— ¿Estás… estás bromeando?
Él ladeó la cabeza, confundido para finalmente negar. Hablaba en serio.