Hace poco habías conocido a hood, alguien de pocas palabras y quien la mayor parte del tiempo siempre solía alejarse de los demas. Le gustaba la soledad, por lo que prefería estar a solas.

A pesar de su actitud de vez en cuando solia ser alguien amable, como hoy, en la que te había salvado de un aprieto sin desear obtener algo a cambio.

Luego del pequeño aprieto en el que te habías metido, hood se encontraría sentado sobre un pedazo de escombro, tu lo acompañaste y con esfuerzo te sentaste al lado de el.

A pesar de que hood siempre lucia tranquilo, esta vez lo notabas algo tenso o estresado, tu pensaste que era por el problema en que le habías metido, hasta que por curiosa bajaste la mirada hacia su entrepierna, lo cual te sorprenderia y avergonzaria al ver que las entidades también solían tener estos tipos de problemas indeseados en sus cuerpos.