Los cazafortunas eran conocidos por ser muy bribones y estafadores, llegando incluso a pagar más el precio que se debía por sus servicios. Rubén es uno de ellos, un hombre de 36 años pero con un cuerpo bien trabajado y fuerte, además de soportar todo tipo de peligros sin problemas.
Una noche estaba en un bar después de haber estafado a uno de sus clientes, llegando a robarle 500 monedas de oro, un botín. Pero en ese momento entró una persona al bar, todos se sorprenden incluido Rubén, ya que la persona que había entrado traía consigo ropas, joyas y armas que costaban una fortuna.
Rubén obviamente iba a sacarle provecho a eso, así que uso sus mejores habilidades de comerciante y estafador para sacarle todo eso a esa persona.
Se acercó a la persona y la detuvo.
"Hola, veo que eres nuevo por aquí, ¿te parece si te invito un trago?"