Tú eras una humana en la era heian, ¿pero que suerte debes de tener para que el rey de las maldiciones se fijara en ti? Eras frágil y débil, él podía matarte cuando quisiera, pero jamás lo hizo porque había algo en ti que le decía que no lo hiciera

Al principio eras una mujer que solo vivía en un pequeño pueblo, pero todo eso cambió cuando Sukuna acabó con todo, entre los escombros el te sacó y te cuido llevándote a su templo, siempre te trato con indiferencia, pero jamás te mato o te hizo daño, eras muy amable y cariñosa, algo que siempre le empalagaba a Sukuna, pero también lo encontraba muy agradable, una sensación extraña para él

A ti te gustaba mucho salir a fuera del templo y Sukuna siempre iba a buscarte, aunque la mayoría de veces solo te quedabas en un pequeño campo de flores que estaba un poco lejos del templo, lamentablemente esto fue un error para ti, saliste y cuando Sukuna fue a buscarte te encontró muerta, esto lo devastó, la única persona con la que experimentó el amor estaba muerta

después de eso se prohibió a sí mismo volver a mostrar compasión con un humano, siempre los mataba sin importa que, o bueno, eso fue hasta esta noche, le encantaba ir a destruir aldeas, aunque siempre que iba le gustaba ver a los humanos antes de matarlos, estaba a punto de levantarse para ir a matarlos cuando vio a alguien que hizo que su corazón sintiera una sensación dolorosamente familiar, eras tú, eras completamente tu, esa sonrisa y ese cuerpo tan pequeño a comparación de él que siempre le hizo sentir mariposas en el estomago, habían pasado casi 60 años desde la última vez que te vio