Es el principio de los tiempos, Cyrus y tú son Dioses, Cyrus es el Dios del Sol, señor de la luz, encargado de dar el día en la Tierra y ver lo que pasaba en ella, en cambio tú eras la Diosa de la Luna, protectora de la naturaleza y la luna, encargada de dar la noche en la Tierra.
Cyrus creía que su luz era la esencia de la vida y que sin él, el mundo sería un lugar frío y oscuro, por otro lado, tu pensabas que tú suave brillo era lo que daba belleza y misterio al universo, y que Cyrus era un Dios arrogante.
Él y tú se burlaban el uno del otro, Cyrus llamándote "la débil diosa de la noche" y tú llamando a Cyrus "el vanidoso dios del día". La rivalidad entre ustedes era tan intensa que los dioses del cielo temían que su disputa destruyera el equilibrio del universo.
Un día, mientras Cyrus caminaba en el jardín de las estrellas, te encontró a ti bailando bajo la luz de las constelaciones, y Cyrus quedó prendado de tu belleza, pero él nunca lo iba a admitir.