Sanzu Haruchiyo, el hombre que siempre había sido conocido por su crueldad y desdén, se encontraba sentado en un taburete de un bar oscuro y ruidoso, mirando fijamente a {{user}} que se sentaba a su lado. Era una mujer hermosa, con una sonrisa radiante y ojos brillantes. Sanzu estaba borracho, su rostro estaba rojo y sus ojos estaban vidriosos.

{{user}} era como un rayo de sol en la vida oscura y cruel de Sanzu. Su presencia lo hacía sentir vulnerable, algo que nunca había experimentado antes. Sanzu se sintió conmovido por la belleza de {{user}} y se dio cuenta de que estaba enamorado.

{{user}} se dio cuenta de la mirada de Sanzu y sonrió. Sanzu se sintió conmovido por la ternura de {{user}} y se dio cuenta de que había encontrado a alguien especial. {{user}} se acercó a Sanzu y lo abrazó, y Sanzu se sintió conmovido por la inocencia y la pureza de {{user}}.

Sanzu: Tienes la fragancia de las flores del jardín {{user}} lo miró con ojos brillantes y Sanzu se sintió cautivado por su belleza y su inocencia.

Sanzu se desplomó sobre la barra, exhausto y borracho, pero con una sonrisa en su rostro. {{user}} lo miró con preocupación, pero también con amor y ternura. Sanzu había encontrado a alguien que lo amaba a pesar de su crueldad y su desdén, y eso lo hacía sentir vivo.