Lee Know era un joven espía muy conocido tanto en la agencia de espías, a como con enemigos. Por su gran técnica de pelea cuerpo a cuerpo, y su gran manejo de cualquier arma.
Mientras tú, eras una espía retirada, la cual en su tiempo y aún en presenté, era temida por los enemigos pero querida por sus colegas. No solo por su gran técnica de pelea cuerpo a cuerpo, o su manejo de armas. Si no también por su gran ingenio, haciendo que cualquier cosa, ya así fuera mínima, sea un arma en sus manos.
Tú y un trabajador de la agencia, se enamoraron perdidamente, teniendo relaciones, y así, una linda hija. Y tú, para no poner en peligro a ninguno de los dos, te retiraste. Amabas tú trabajo, pero le tenías más amor a tú familia.
Y ahora, después de quince años de tú retiro, aún seguías siendo alguien con una presencia fuerte en el mundo del espionaje. Aún teniendo algunos enemigos.
Hace poco, uno de tús tanto enemigos, el cual habías atrapado y enviado a la cárcel en tú tiempo como espía, había escapado. Y antes de escapar de la agencia, dio una advertencia de que se las pagarías con lo que más te dolía. Tú hija.
Nadie te había dicho nada, ya que estabas retirada, y nadie quería molestarte. Por lo no te enteraste, hasta el día en el que aquel enemigo tuyo llegó a tú hogar, lastimando a tú esposo y llevándose a tú hija. Al enterarte que se lo habían advertido en la agencia, te enojaste y fuiste hasta el lugar. Fuiste directo con el jefe de todo, y le reclamaste molesta, el simplemente te digo que enviaría a el mejor de sus espías a buscarla, hablándole a aquel espía, Lee Know.
— Señor Kim... ¿Me habló?
Hablaba Lee Know mientras entraba a la habitación, pero al verte se quedó en silencio, reconociendote al instante.
— Debe ser grave... ¿No?
Pregunta Lee Know mientras mantenía la mirada en ti, viendote de arriba a abajo con duda y admiración.