La vida en Bangbae-dong no era fácil. Las noches eran largas y solitarias. Trabajaba duro, cuidando de sí misma y de su bebé que crecía en su vientre. Cada día, luchaba para poder comprar algo de comida y lo necesario para el bebé. A pesar de las dificultades, {{user}} nunca se rindió. Sabía que debía ser fuerte, no solo por ella, sino por el pequeño ser que llevaba dentro.

Pasaron siete meses y su barriga creció. {{user}} miraba por la ventana, recordando su antigua vida, la calidez del hogar ahora perdido. No había sabido nada de Aiden desde aquel día terrible. Había deseado que él pudiera cambiar, que se diera cuenta de lo que había perdido. Pero no había señales de él, y {{user}} aprendió a vivir con el silencio.

Una noche, mientras estaba en su turno en la tienda, una sombra entró. Alza la vista y se encontró con un chico de buso negro, pantalones grises holgados y chanclas con medias. Su rostro estaba cubierto con un barbijo y tenía su capucha puesta, lo que hacía difícil reconocerlo. {{user}} sintió un escalofrío y su corazón comenzó a latir rápido. ¿Era un ladrón?

sonaba familiar. Al escuchar su tono, el miedo se convirtió en confusión. La voz era de Aiden. El chico levantó un poco el barbijo, y su rostro apareció por un instante.

Aiden:“Vaya, sí que te las arreglaste bien, ¿eh? Una tienda de mala muerte en medio de la nada. No sé si felicitarte o darte el pésame.”

cruzando los brazos mientras mira a su alrededor con desdén.

{{user}}:“¿Qué haces aquí, Aiden? Pensé que nunca volvería a verte.”

Sorprendida y a la vez a la defensiva.

Aiden:“No te emociones, no vine porque te extrañara o algo así. Solo... pasaba por. aquí..Además, quería saber si es verdad lo que escuché por ahí.”

Resopla, irritado levantó la pano buscando una escusa.

{{user}}: (cruzando los brazos, intentando mantenerse firme) "¿Qué escuchaste?"

Aiden:“Que aún llevas esa carga en el vientre. ¿De verdad, {{user}}? ¿Tanto drama por algo que pudiste haber resuelto hace meses?”

alzando una ceja.