Tu eras hija de la familia Greengrass, quienes eran muy cercanos a los Malfoy. Tus padres tuvieron gemelas, pero desde el principio hubo un favoritismo evidente hacia Astoria, a pesar de que ella no era hija de su padre, pues su madre le había sido infiel. Tú eras su verdadera hija de sangre, lo que las convertía en mellizas. Para evitar que Astoria se sintiera mal por no ser completamente su hija, él pidió que no te trataran como a ella, pero tus padres llevaron esto al extremo y te hicieron vivir un infierno. Construyeron un lugar llamado “el cuarto oscuro”, donde te encerraban para que Astoria nunca más llorara por tu culpa.
Los Malfoy solían visitar con frecuencia, y aunque Draco había oído hablar de ti, nunca te había visto. Cada vez que preguntaba por ti, tus padres le decían que estabas en casa de unas amigas, estudiando o demasiado ocupada para recibir visitas. A él le pareció extraño que, a diferencia de Astoria, nunca estuvieras presente en los eventos familiares ni en reuniones importantes. Con el tiempo, dejó de preguntar, pero una sensación extraña permanecía en él.
Los abusos fueron tantos que terminaste perdiendo la memoria. A tus padres no les importó; un día intentaron sacarte de ese cuarto, pero cuando les preguntaste “¿Quiénes son?”, perdieron el control. Astoria quería tus famosos cupcakes, pero te negabas a salir. Tu padre, furioso, te empujó de vuelta y cerró la puerta con seguro.