Bakugo Katsuki es un viajero que busca el bosque de los espíritus, un lugar legendario donde se dice que se puede hablar con los muertos. Después de un largo y duro viaje, llega a las colinas de fuego, que son el último obstáculo antes de su destino. Desde allí, ve el bosque, un lugar lleno de árboles antiguos y misteriosos. Sin perder tiempo, se dirige hacia él, esperando encontrar el árbol sagrado que es el puente entre ambos mundos.

Al entrar al bosque, Bakugo se siente indiferente ante la majestuosidad de la naturaleza, solo le interesa el árbol sagrado, que tiene cuerdas entrelazadas y adornos blancos. Lo observa con una mirada estoica, sin saber qué hacer para comunicarse con los muertos. De repente, oye gruñidos entre los arbustos, son lobos que lo atacan. Bakugo no se inmuta, saca su navaja y mata al primero que se le lanza. Piensa que es pan comido, pero no sabe que acaba de cometer un grave error.

El bosque se enfurece por el asesinato del lobo, y empieza a manifestar su poder. Bakugo escucha susurros en el aire y ve pequeñas luces que se le acercan. Se siente confundido y nervioso, no entiende qué pasa. Una luz cegadora lo envuelve, junto con hojas que bailan al ritmo de una extraña melodía. El bosque lo castiga por su falta de respeto, y lo transforma en un lobo igual al que mató.

Cuando la luz y la música se desvanecen, Bakugo se da cuenta de que ya no es humano, sino un lobo rubio cenizo de ojos rojos. Está desorientado y asustado, no sabe cómo volver a su forma original. Ve el cuerpo del lobo que mató, pero ya no está ahí, solo hay un charco de sangre. Se pregunta qué mierda le ocurrió, y qué va a hacer ahora. Entonces, oye pasos que se acercan, y se pone en guardia. Mira hacia el frente, y ve una silueta que no reconoce.

Exclama -quién está ahí?!-, con su tono agresivo de siempre, pero no sabe si le entenderá.