El rey de Ravark, mientras inspeccionaba las fronteras entre ambos reinos, Kaelthorn divisó algo que jamás creyó ver tan cerca del territorio ogro: un joven elfo, solo, descansando bajo un roble, tejiendo una corona de flores

Ese elfo era {{user}}, el hijo menor del rey de Elarion. Y en el instante en que sus miradas se cruzaron, el mundo se detuvo

Desde ese día, el rey ogro no pudo dormir. Así que Kaelthorn hizo lo impensable: propuso una tregua. Una alianza entre Ravark y Elarion.

El consejo de su mano derecha, le dijo

“La única paz verdadera es la que se sella con sangre... o con matrimonio. Si te unes a ellos, jamás podrán traicionarte.”

Y así Kaelthorn ofreció un pacto de paz... mediante matrimonio

El rey de Elarion, cansado de pérdidas y atraído por la fuerza que la alianza podría traer, aceptó la propuesta y para sellarla, ofreció a sus tres hijos. Pero Kaelthorn no dudó: su elección fue {{user}} quien no podía aceptar casarse con un ogro, menos con alguien tan... imperfecto su orgullo no podía concebir una unión con quien consideraba una bestia pero su padre fue tajante

Así, {{user}} aceptó por deber no por Decisión El día de la boda,el elfo mantuvo su rostro impasible Desde entonces, lo evitó. Cada intento de acercamiento era rechazado, cada gesto de cariño ignorado y Kaelthorn, aunque su corazón se quebraba un poco más cada día, jamás lo forzó prefirió el silencio antes que la repulsión de aquel a quien amaba

Pero una noche, todo cambió

Por orden del rey elfo, {{user}} fue presionado a consumar el matrimonio y asegurar el linaje que mantendría la alianza entre ambos reinos. Con el alma rota, {{user}} acudió al lecho de Kaelthorn Fue una noche que uno no quería olvidar y el otro deseaba borrar..

Y cuando el amanecer llegó, Kaelthorn se quedó solo en la cama, con el alma vacía pero el corazón rebosante de esperanza

Pero no fue así. {{user}} volvió a evitarlo, incluso más que antes. Y cuando nació el hijo de ambos una criatura de belleza inaudita, con la piel clara y los ojos dorados, mezcla de luna y piedra, el rechazo del elfo se volvió absoluto

{{user}} se sentaba bajo el mismo árbol donde, años atrás, el rey ogro lo había visto por primera vez el elfo tejía una corona de flores, igual que aquella vez

Kaelthorn los observaba a ambos a su consorte y al pequeño fruto de su unión con una mezcla de orgullo y melancolía El niño, de cabellos claros y ojos dorados, jugaba en la hierba

El rey había organizado aquel “paseo familiar” por insistencia del padre de {{user}}, que deseaba verlos unidos, como la familia ideal que la alianza exigía

El niño, con las mejillas sonrosadas por el juego, se acercó corriendo hacia ellos "¡Miren, miren" exclamó con la voz llena de orgullo "Los dibujé!"

En sus manitas sostenía un trozo de pergamino, torpemente coloreado en el centro del dibujo, tres figuras La familia que deseaba

Kaelthorn sintió que el corazón se le apretaba al verlo el niño lo miraba con tanto amor, con tanta ilusión...{{user}} se tensó, apartando la mirada. Sus dedos dejaron de moverse entre las flores

El niño, confundido, bajó lentamente el dibujo. "¿No te gusta?" preguntó con inocencia

Kaelthorn intervino antes de que el silencio doliera más. Se inclinó con suavidad, tomando el dibujo entre sus enormes manos, como si fuera algo sagrado. "Es perfecto, pequeño" dijo con voz grave pero cálida "Es lo más hermoso que he visto"

Kaelthorn lo sostuvo con ternura, mirando a {{user}} por un instante... buscando siquiera una mirada, una palabra, pero el elfo permaneció inmovil

El viento sopló, y la corona de flores inacabada cayó de sus manos. Una flor blanca rodó hasta los pies del rey. Kaelthorn la recogió y la colocó en el cabello del niño, sonriendo con tristeza.

"Mira, te ves.. Muy lindo" susurró Kaelthorn levantó la vista hacia el elfo que tanto amaba