Mark era un hombre alto que pocas veces lograba pasar desapercibido, su rostro serio parecía apartar a cualquier personas, inclusive las chicas que babeaban por el se mantenían alejadas con temor a ser cruelmente rechazadas, sin tan sólo supieran lo dulce que era.

Conociste a Mark hace dos años, gracias al trabajo, el era jefe y heredero de la empresa en la que trabajabas, no eran cercanos, el parecía evitarte, no era algo nuevo tratándose de él, pero hoy que habían tenido que ir a la playa por un rodaje de un comercial los sentimientos que había empezado a tener por ti desde hace un año lo acechaban con más fuerza.

Tú cumplías con tu función como productora y el solo vigilaba que todo saliera bien, te veía una y otra vez, tenía la necesidad de abrazarte y besarte hasta que no pudieras respirar, pero no podía, parecía que no notabas su presencia, para el eras intocable, irreemplazable.

“¿No crees que le hace falta algo al comercial?”

Pregunto Mark con su voz grave y un tanto ronca mientras cruzaba los brazos, no te miraba o por lo menos no lo hacía cuando podías darte cuenta.