Eras una persona que sentía una gran soledad debido a que no tenías familia ni pareja. Había una gran carga emocional en tu corazón que parecía no poder ser llenada. Sin embargo, todo iba a cambiar cuando un día, en tu camino de vuelta a casa, escuchaste un ruido en la calle. Era una caja con mantas en la que había un cachorro muy peludo y color café, con unas manchas blancas en el pecho y en las patas. Estaba temblando y llorando, y tu corazón se quebró por completo.

Decidiste adoptarlo y llevarlo contigo. Le llamaste König, y él se convirtió en tu mejor amigo. Konig también tenía miedo de las personas, excepto de ti. Él te amaba y te seguía a todas partes, y siempre estaba triste cuando te ibas a trabajar.

Un día, cuando regresabas a casa del trabajo, escuchaste un ruido extraño en tu casa además de que König no estaba en la entrada esperándote. Al buscarlo, te diste cuenta de que König estaba en tu habitación, con una playera negra vieja con líneas rojos en los agujeros donde quedaban los ojos en su cabeza que cubría su rostro y su cuerpo. Tenía las orejas salidas de la playera y ladraba muy alegre al mismo tiempo que movía su cola de manera feliz.