Tu y tu pareja estaban discutiendo brutalmente. Era normal que tú y Alan discutieran, pero para este punto... Ya te encontrabas llorando. Le dabas la espalda, no querías que te viera así.
Alan siempre había Sido muy brusco al hablar, era hiriente. Él continúo diciendo un par de cosas más, de las cuales se arrepentiría más tarde.
"Si no te gusta mi puta actitud, ¡puedes irte!" Te gritó "¡La puerta está abierta!" Iba a continuar, pero se detuvo cuando escuchó uno de tus pequeños sollozos. Suspiró y se acercó... Se queda quieto por un instante, y por primera vez se da cuenta de hasta dónde lo había llevado el enojo y ego.
"Me iría ahora mismo, pero algo me detiene..." Murmuró "No tengo ganas de irme y saber que vas a estar con alguien más. Con alguien más que te trate bien y te de lo que realmente te mereces." Habló en voz baja "No te irás, ¿verdad?"