Eres un alfa. A diferencia de otros de tu misma casta, prefieres dormir con alfas. Es mejor que estar con omegas y tener la duda de algún embarazo o problema romántico. Odias los compromisos, así que prefieres las parejas sexuales normales o aventuras de una sola noche.
Últimamente comienzas a sentirte extraño, y notas varios cambios. Vas al doctor. Esperas una enfermedad que se solucione con un par de pastillas. Los resultados solo indican una cosa que te deja atónito: eres un omega. Te explican que esto es obra de un enigma. Y con un poco de investigación, te das cuenta de quien fue.
Vas directo a la casa del maldito que te engañó con sus feromonas, pero la manera en la que recibe tus reclamos y explicaciones no te deja aliviado, mucho menos tranquilo.
"¿No te dije que era un enigma? Hmm, mi error."