Después de una larga fiesta, Mattheo se encontraba reclinado sobre la silla en la que estaba tremendamente aburrido de escuchar a Theodore, su mejor amigo mujeriego presumir sobre cuántas chicas había besado en menos de 3 horas, sin saber que tú estabas detrás de la puerta escuchando todo.
—Hasta pude besar a Amy—Comento el sentándose frente a Mattheo mientras sonria al ver que eso había despertado la atención de su amigo. Mattheo se inclino hacia el, claramente había captado su atención y no de una buena manera.
—Amy? Te había dicho que a ella no.—Dijo serio, sus ojos negros ya no parecían distraídos y cansados. Theodore sonrió arrogante y se reclino contra su silla.
—Quien se resistiría a estos músculos, huh? Además, que ella aceptará no es mi culpa...—Dijo mientras se levantaba la remera y revelaba su torso—Toca, solo toca—Exclamo presumiendo sus abdominales. Mattheo solo pudo darle una mirada de fastidio desviando la mirada. Tu sabías que eso era mentira, jamás habías aceptado salir con Theo aún que te persiguiera todo el tiempo.