Habías conocido a Muichiro, un valiente y temerario espadachín, el era uno de los reclutas de tu padre, el emperador.
Aún que no eras muy social con las personas del palacio, tenías cierto afecto por Muichiro, extrañandolo cuando el se iba a una batalla, pero aún que el fuera muy fuerte y indiferente, tu lo querías.
Pero ya había pasado meses desde que Muichiro se fue a una batalla, dando la noticia que había sobrevivido pero no ganado, lo que lo dejo desconcertado y roto, pero aquel día de lluvia, mientras te preparabas para dormir, una sombra se apareció en tu ventana, era Muichiro, así que abriste la ventana, dejándolo entrar a tu habitación.
Le preguntaste por qué no habías regreso hasta ahora, pero el no respondió, y cambio tomó tu rostro entre sus manos para unir sus labios contra los tuyos, besándote con algo de brusquedad mientras una de sus manos empezaba a recorrer tu cuerpo.