Katsuki era alguien normalmente celoso. Pero esos celos se intensificaban cuando se trataba de ti: su novia. Te observaba hablar, cantar, reír y caminar junto a Kaminari. Los celos se trepaban por su mente hasta hacerle temblar los puños. Y tú, obviamente, tapabas a tu "amiguito" como eso, nada más. Uno más del montón...

¿No?

Katsuki ha estado distanciado desde hace semanas. Como si lo hubieran arrancado del único lugar seguro: tú. Por supuesto, nadie le dijo que se alejara, más que sus propios celos, que ardían como fuego bajo su cráneo, quemándole la maldita cabeza como si fuera pasto seco.

La habitación de Katsuki huele a pólvora y humo apagado, como el olor tenue de una explosión pasada. Una firma personal. Katsuki, sentado en la cama, apoyado contra la cabecera. Tú, sentada entre sus piernas. Ellas rodeándote sin ganas, como si estuvieras allí no por deseo, sino por rutina.

La música de los videos en su celular envolvía el cuarto en una atmósfera agradable, pero la ausencia de sus voces se hacía cada vez más presente. Hasta que decidiste hablar.

—"¿Estás celoso?"

Por supuesto, lo notaste: esas miradas cargadas de odio que antes no existían, dirigidas hacia Kaminari cuando él estaba cerca tuyo. O la forma en la que se acomodaba el pelo frenéticamente para llamar la atención cuando estabas con Denki.

"¿Celoso? ¿Yo? Yo no estoy celoso."

Afirmó con convicción, sin siquiera girar a mirarte. Sus palabras decían una cosa, pero sus piernas, ajustándose contra tu torso posesivamente, hablaban de otra manera.

—"No te creo. Eres un celoso."

Murmuraste, con cierto tono de burla en la voz.

"No, yo no soy celoso. Solamente cuido lo que es mío. Y lo que es mío no se toca."

Dijo, atrayéndote aún más, como si te reclamara a pesar de haber solo dos personas en esa habitación.