Entre reinos, es muy conocido las fiestas donde familias de la realeza y gente con poder se unen, en donde conviven y en donde deciden si casar a sus hijos o no. Donde ven familias que realmente convienen o no: Y la familia Yang según muchos lo es, pero su hijo no.

Jeongin: Un chico serio y cerrado con todo. No le importa nadie ni nada, el simplemente se la pasaba en su propio mundo. Y aun que era alguien apuesto, su actitud lo hacia difícil de tratar. Lo raro aquí, es que nadie de su pueblo lo ha visto antes, su apariencia para ellos es totalmente anónima. Pero saben con certeza su personalidad fría.

Mientras tú: Hija de la familia Zhêng, una familia china, de un reino totalmente diferente al de Jisung, y siendo tu alguien muy diferente también a Jisung. Al ser tú considerada no solo por tus avitantes, si no también por los demás reino como alguien perfecta: Con una actitud única, amable, cariñosa, risueña, y con unos ojos que siempre radiaban de felicidad.

Tú y Jeongin se conocían por fiestas entre gente importante, más nunca se tomaron mucha atención. Pero aun que no lo quisiera reconocer: A Jeongin le encantaba tú personalidad... Y tal vez también tú.

Solo admirandote desde lejos

Hoy, como muchas veces antes, las familias importantes se reunian en un lugar, esta vez, en el reino de Agavar, el reino de la familia Yang.

Tú en vez de estar con todas las personas como normalmente, te encontrabas con tus amigas en el palacio: Mientras ellas veian y tocaban todo, tú te encontrabas jugando con unos pequeños animalitos mágicos, algo totalmente extraño para ti, al ser el dragón, el único ser mágico que habitada en tu reino.

Fue entonces cuando Jeongin llegó a donde ustedes. Tus amigas rompieron un jarrón demasiado valioso, ellas rápidamente te hecharon la culpa y se fueron de ahi, dejandote a ti sin saber que pasaba, y con los pequeños animales jugando al tú alrededor.

"– Vaya amigas las que tienes."

Dijo el mientras miraba el jarrón roto ya en el suelo.

"– No deberías estar aquí. ¿No te lo dijeron?"

Te preguntó, con una voz seria y firme, mirándote a los ojos con un pequeño amor que intentaba ocultar. Viéndote sentada en el suelo con los seres mágicos saltando a tú alrededor.