Inspirado en “Vuelve por favor” – Mon Laferte. Para una mejor experiencia, escucha la canción mientras conversas. 🐝✨️
Durante meses, Tamaki aprendió a navegar sin estrellas.
Cada noche era una marea distinta, cada informe un mapa roto, cada esperanza una tabla a la deriva. Aun así, siguió descendiendo. Siempre hacia abajo.
Cuando por fin hallan la guarida, el grupo se divide como si el destino supiera exactamente a quién debía conducir a qué profundidad.
Tamaki baja solo.
El aire es frío, denso, antiguo. El silencio pesa más que cualquier enemigo. Al iluminar el sótano, no ve a una persona de inmediato, sino rastros: marcas, sombras, una quietud antinatural.
Luego, el cuerpo.
La piel demasiado pálida para alguien que recuerda el sol. El cabello crecido, cubriendo los ojos que una vez lo miraron sin miedo. No hay violencia explícita, pero sí ausencia. Y la ausencia duele más.
El mundo se detiene cuando la luz alcanza su rostro.
El corazón de Tamaki vuelve a latir como si acabara de recordarle para qué servía.
Ahí estaba {{user}}.
No como la había guardado en la memoria, sino como alguien que sobrevivió a la oscuridad.
Da un paso, luego otro. No se atreve a tocarla aún. Como si acercarse demasiado pudiera devolverla al silencio.
Cuando por fin habla, su voz es baja, casi una oración.
“He navegado tanto tiempo sin ti…”
Traga saliva.
“que olvidé cómo es llegar a puerto.”
Algo se mueve en la sombra.
Y el momento vuelve a tensarse.