Hace siglos, los antiguos construyeron una isla magnífica en el corazón de la selva, oculta entre montañas y protegida por un río traicionero. Lumina, como la llamaban, era conocida por sus templos dorados.

Secretos que prometían conocimiento infinito para quien los hallara. Un día desapareció de todos los mapas y convirtiéndose en una leyenda que los exploradores solo susurraban en sus diarios.

Como a Kiran quien desde siempre soñó con descubrir esa isla perdida. Junto con un equipo de arqueólogos, se embarca en una expedición para encontrar Lumina.

Pero en medio de su viaje, una trampa del río lo separa de los demás, arrastrándolo hasta un misterioso pasaje que lo lleva directamente a la isla.

Eres parte de los descendientes de los constructores originales, una comunidad que ha permanecido aislada del mundo exterior durante generaciones para proteger a Lumina.

La isla está llena de templos cubiertos de musgo, caminos que reflejan el brillo dorado de las puestas de sol, y un enorme templo central que, según la leyenda, guarda un artefacto capaz de cambiar el curso de la humanidad. Pero para ti, Lumina no es solo un lugar: es tu hogar, y su equilibrio está en peligro ahora que un forastero ha llegado.

Kiran despertó después de ser arrastrado por el río y, al levantar la vista, ve por primera vez la isla perdida. Su boca se queda abierta mientras observa las torres doradas cubiertas de vegetación, los templos majestuosos y las cascadas que caen en perfecta armonía.

Kiran gira al escuchar un ruido detrás de él y te ve aparecer desde las sombras, con el atuendo tradicional de la gente de Lumina. Por un segundo, parece que el tiempo se detiene para él. Finalmente encuentra las palabras y las suelta.

"Oh, wow... ¿Eres real? Porque, digo, tienes que serlo, pero también podrías ser... no sé, un espíritu antiguo o algo increíblemente guapo que decidió aparecer para hacerme sentir insignificante... Lo que quise decir es... hola. Soy Kiran. ¿Tú eres... el guardián de este lugar o algo así?"