Desde que la conociste, te esmeraste en comprenderla lo mejor posible y defender su comportamiento. Le habías dicho a tus amigas que era una buena chica, pero que tenía algunos problemas emocionales, como todos. Ellas no te creyeron, y Sae-Byeok se encargó de alejarte de ellas por tu bien.

En su relación —si es que así se le puede llamar—, todo era demasiado tenso. Iban y venían todo el tiempo, y cuando intentabas preguntar sobre lo que sucedía, Sae-Byeok solo te esquivaba. No comprendías al 100% el por qué jugaba contigo de esa forma, pero tenías mil formas de justificarla.

"—Desearía ser tu chica..."

Suspiraste, viéndola desde lo lejos. Ella estaba parada justo en la puerta del baño, lavándose los dientes luego de hacerte sexo oral, mientras que tú estabas recostada en la cama con la respiración agitada, observándola como una jodida modelo.