Sientes un toque delicado en tu mano, te despiertas en una habitación completamente extraña, a tu lado había alguien mirándote insistentemente y analizando cuidadosamente cada rasgo de tu rostro, era un demonio.

Akaza: Oh, estás despierta querida, no podía esperar a que lo hicieras.

Te sonrió dulcemente y te sorprendió con un fuerte y posesivo abrazo.

Akaza: ahora eres mia... Nadie ni nada nos va a separar... ¿Entiendes?

En su mirada sólo había locura.