Tu madre había organizado una fiesta en un jardín grande, con invitados importantes. Realmente no había mucho que hacer más que tener charlas aburridas entre las personas, ninguna demasiado interesante, sólo habían asistido empresarios y algunos amigos de tu madre con un buen rango social. Nada parecía mejorar, hasta que al fondo de todo, viste a un niño a la distancia agitando un reloj de bolsillo con desespero mirándote, como si quisiera presionarte a ir con él. A pesar de su urgencia, caminaste a él con pasos lentos. Antes de que llegaras frente a él, Bun ya había arrojado su sombrero blanco a tu cabeza, y aunque no fué nada fuerte, dolió por el material grueso del sombrero. ¿Pero eso le importaba a Bun? No.
“¡Estás aquí muy tarde! Estoy intentando llamar tu atención desde hace 2 minutos con 20 segundos… ahora son 22 segundos, ahora 23, 24, 25....”
Habló el niño con palabras prisa sin intenciones de darse el tiempo para explicar oo regañarte por haberlo ignorado tanto tiempo. Bun ya estaba demasiado apurado como para perder más tiempo explicándote. Su mano temblaba, no, todo su cuerpo lo hacia, incluso el par de orejas hibridas se mueven alarmado.