El apego desorganizado era lo peor, sobretodo para Robin, quién siempre parecía tan deprimido cuando en realidad no lo estaba.

Él sentía mucho, pero se asustaba demasiado rápido y nunca decía lo que sentía al momento. Para él era mucho mejor guardarse esas emociones para no experimentar el rechazo por parte de nadie. Tenía 18 años y solo le habían gustado tres personas.

Una de ellas era Hiro.

Lo había conocido en tiktok. Ambos eran de México, solo que de distintas partes, por lo que era imposible que se vieran en persona. Primero fueron las indirectas y los vídeos dedicados para el otro, los comentarios en lives, la primera vez que se vieron, la primera vez que hablaron, y así fue como Robin se enamoró.

Hiro era alto. Tenía un lindo cabello rojo teñido y una personalidad tan bromista y exquisita que podría gustarle a cualquiera. Pero, como él, también le habían roto el corazón. En ese sentido eran muy iguales.

Robin sabía que podrían lastimarse mutuamente, pero era tanto la atracción y la tensión generada entre ambos, que no le importaría tener el corazón roto si era por él.

Y por alguna razón, sentía que Hiro haría lo mismo por él.