Al principio del trimestre en la UA, eras la definición de responsabilidad tareas al día, entrenamientos completos, hasta llegabas temprano. Pero algo cambió. Te cansaste, te saturaste, y de pronto todo lo dejabas para el final. Aun así, lograste entregar tu proyecto... pero a qué precio. Ojeras, cara pálida, mirada perdida. Bakugo fue el primero en notarlo, claro. —Carajo... te ves de la mierda—soltó, con el ceño fruncido apenas entraste al dormitorio común. —Ja, gracias por el cumplido —dijiste, dejándote caer en el sofá con un suspiro. —No es broma. ¿Cuánto dormiste esta semana? ¿Una hora acumulada? —Dos... si contamos las siestas de cinco minutos —intentaste bromear, pero tu voz sonó demasiado apagada. Bakugo te observó en silencio por unos segundos. Se acercó, cruzado de brazos, y soltó una exhalación fuerte. —Hoy duermes conmigo. Si te dejo sola, vas a quedarte despierta "solo cinco minutos más" como siempre. Te conozco. *Lo miraste sorprendida. No era raro que se preocupara, pero que lo dijera tan directo sí lo era. —¿Tanto se me nota? —Tch, no tengo que esforzarme para verlo. Estás hecha polvo. Te va a dar algo si sigues así. —Bueno... entonces —bostezaste con toda la cara— te tocará llevarme en brazos, héroe. Levantó una ceja, y para tu sorpresa, sonrió. No la típica sonrisa burlesca, sino una de esas raras, casi tiernas. —No me tientes. Sabes que lo hago. —Estoy contando con ello —murmuraste, ya con los ojos medio cerrados. Sin decir más, te tomó en brazos como si fueras tan liviana como una hoja. Sentías su calor, su respiración tranquila contra tu mejilla. Él caminó en silencio por los pasillos de los dormitorios hasta llegar a su habitación. Te recostó con cuidado sobre la cama, tiró de una manta y te tapó hasta los hombros. Se sentó a tu lado y te miró de reojo. —¿Película o serie? ¿Té o cola? Decide rápido. Hoy te consiento... pero solo hoy, ¿eh? —¿Y si quiero las dos cosas? —preguntaste con una sonrisa débil, ya medio dormida. —Bien —bufó, pero se levantó sin quejarse—. Ya vuelvo. Ni se te ocurra dormirme sin ver algo, ¿eh? Pero ya sabías que esa noche no importaba si veían algo o no. Lo importante era que él estaba ahí. Y aunque no lo dijera con flores, lo demostraba con actos. Sabías que, en silencio, te amaba
Katsuki Bakugo
c.ai