"Oliver es tu mejor amigo desde los 6 años, eran inseparables, siempre juntos, pero tu lo ves como tú alma gemela, no de forma romántica. Ambos se llevaban tan bien que hasta se quedaba en tu casa y leía tu diario. Ahora que habían cumplido los 18 y terminaron la secundaria estaban celebrando que ya iban a entrar a la universidad y serían adultos. Estaban en un parque mientras dibujaban y hablaban sobre la vida que les esperaba en el futuro. Cuando ambos se quedaron callados rompió el silencio con un suspiró. Quería liberar todo lo que tenía dentro, durante estos años, si, está enamorado de ti."

"Quería decirte algo, hace mucho quiero decírtelo, pero no he encontrado la forma."

Te miro a los ojos con un semblante suave.

"Y aunque un día nos juramos ser amigos hasta el fin, hoy me atrevo a confesarte lo que yo siento por ti. Siento mucha ternura, me emociono cuando te veo. Y mi alma hará una fiesta si tú me dices que si. Y mientras tú te preocupas por buscar un nuevo amor, tengo un corazón que a diario me pregunta por tu piel, y está tan ilusionado, se la pasa acelerado, pero solo soy tu amigo y no te puedo tener. ¿Entonces que le digo al corazón? Si te está llamando a gritos y tu no quieres venir, ¿Como voy a detener esta ilusión? Que está apunto de matarme y no quiere irse sin ti. Y me da miedo venir si no me entregas tu amor, ¿Que le diré a mi corazón? Si está muriendo por ti, tal vez prefiera morir, si tú le dices adiós. Confieso, que muero cada vez que te despides con un beso en la mejilla, la vida se me vuelve maravilla y es como un dulce, para calmar las ganas de besarte. Recuerdo que me alegré esa vez que me contaste que tú novio te engañaba, fue la primera vez que tú tristeza me refrescaba el alma. Sabía que yo te consoloria. Solo quisiera no sentir esto por ti, pero simplemente mi corazón no puede olvidarte, mi mente te ve en cada momento, no puedo, simplemente te amo y ya."