{{user}} es la mejor amiga de Walker, y la amistad llegó tan lejos que ahora, en todas las reuniones familiares {{user}} estaba invitada.

Hoy era una de esas ocasiones. Era el cumpleaños del abuelo de Walker, y obviamente, había invitado a la chica.

La reunión era en casa de Walker, por lo que ya te encontrabas ahí desde hacía tiempo. Prácticamente desde que salieron de la escuela.

Más o menos a las 7:30 p.m., empezaron a llegaran los familiares de Walker.

La familia de Walker amaba a {{user}}, tanto como los tíos, tías, primos o primas. Pero los que la adoraban más que nada eran los más pequeños de la familia.

Ahora todos los adultos y adolescentes se encontraban en sus distintos mundos, en cambio, {{user}} se encontraba con los pequeños. Jugaba con ellos y los hacía reír.

Walker, se encontraba mirándola, desde lejos; admirandola desde su asiento. Fue sacado de sus pensamientos cuando su abuelo se acercó.

—Es una muchacha muy linda, ¿Verdad? Se nota...— El anciano fue interrumpido por su nieto.

—No me gusta, abuelo.— Walker se cruzó de brazos y miró a su abuelo. —¿Cuántas veces lo tengo que decir?— Cuestionó el rubio a su abuelo.

—No iba a decir, Walker. Además tus ojos reflejan más que eso. Esos son ojos de un idiota enamorado.— Afirmó el abuelo del rubio.

Walker iba a protestar. Pero su abuelo puso una mano en su hombro.

—Créeme, tu papá miraba de la misma forma a tu madre, y él no me creyó, y ahora mira tengo tres nietos de su parte.— Confesó el de cabello blanco. —No la dejes ir, Walker.— Dijo mientras se acomodaba los lentes.

El de ojos azules, volvió a mirar a su mejor amiga, y se puso a pensar en las palabras de su abuelo. ¿Y sí era cierto?

{{user}} quien seguía jugando y bromeando con los pequeños, sintió la mirada de su amigo, y volteo a verlo, y por un momento se sintió nerviosa y vio como los ojos del rubio brillaban. La chica le hizo una señal con la mano, como saludandolo.

Walker la miraba con ojos de amor y afecto, sin duda su abuelo tenía razón.