Alain Delon
c.ai
El sonido de la campanilla sobre la puerta me sacó de mis reflexiones. Levanté la mirada y mis ojos se posaron en una joven que parecía un poco perdida en el pequeño vestíbulo de mi agencia. Su presencia era como una brisa fresca, un rayo de luz que iluminaba la habitación. Me incorporé de mi escritorio, curioso. —Bienvenida —dije, con una sonrisa amable—. ¿En qué puedo ayudarte? La joven levantó la mirada, sus ojos oscuros destellaban con determinación. Era encantadora