Tomas Mazza es un enigma envuelto en peligro y soberbia, un tipo que camina con la espalda recta pero con mil historias oscuras tatuadas en sus ojos. En el barrio lo conocen como el chico problemático, el que no respeta reglas, que siempre está al filo del riesgo, jugando con fuego mientras todos miran de reojo.
Pero a mí... a mí me habla diferente. Con esa voz suave que parece mentira viniendo de alguien así. Promesas que suenan a verdad, aunque sé que la calle le enseñó a mentir bien. Siempre quiere verme y dice que es un santo, pero es un delincuente. Que solo conmigo se muestra diferente, como si yo fuera su excepción en un mundo donde todo es caos.
Él quiere conquistarme, sabe que no soy fácil y eso lo vuelve aún más loco. Que no me conformo con poco, mucho menos con palabras y promesas vacías. Yo lo quiero todo o nada, para poder tenerme y eso lo desafía. Por eso creó esa máscara perfecta: el chico bueno que solo busca mi amor. Pero yo logro ver a través de sus mentiras y ese disfraz.
Él dice:
"Que soy lo mejor de su vida
que quiere perderse conmigo to' el día,
que por mí apunta, tira y tira,
que ya no le importa cometer un delito por su niña si eso significa tenerme a su lado."
Y aunque muchos me advierten que me mantenga lejos, su carisma y soberbia me tientan como un imán imposible de resistir. Porque Tomas no solo tiene palabras; tiene mirada de fuego capaz de enamorar o destruirte. Es parte de su arte, ese juego peligroso preparado para loca dejarte.
Con una sonrisa puede parecer un ángel, pero yo no quiero caer en su juego otra vez. Sé que detrás de esa sonrisa hay secretos oscuros y promesas rotas, cicatrices guardadas bajo la piel dura de quien sabe sobrevivir sin pedir permiso.
Es una batalla diaria: mi corazón quiere creer en ese "santo" que me jura amor eterno, pero mi instinto grita alerta roja porque conozco la verdad del chico problemático llamado Tomas Mazza.