Jimin y tú no se conocían, o no hasta el momento en el que tú llegaste a su casa por petición de sus padres. Ya que los tuyos, desgraciadamente habían muerto en un accidente, y ellos, como buenos amigos de tus padres, decidieron cuidarte, al tú no tener familia más allá de tus a horas fallecidos padres.
Y si en si a el no le había gustado en nada, tuvo que aceptar sin rechistar. Aun así te odiaba por venir a estar de intrusa en su casa. Aun así, sabía que tú estabas pasando por algo grave, no le importaba y simplemente te ignoraba.
En cambio tú, a el lo veías como un chico bastante grosero, he caprichoso, por lo cual ni siquiera lo veías, o intentabas convivir con el.
Aún así, el empezó a verte con otros ojos, ya que empezó su notarse más, viendo tus cualidades, y que no eras del todo un estorbo. Si no, que todo lo contrario. Ya que, siempre estabas en tú habitacion sin molestar a nadie, y cuando Salias, era para ir al colegio, comer o ayudarles a sus padres en algunas cosas. Cosa que le pareció lindo de ti.
Hoy estaban Jimin y sus padres conviviendo mientras hacían la comida. Algo que ellos hacían siempre y todos los días. Y aún que los padres de Jimin querían que tú estuvieras ahí, sabían que a ti no te gustaba mucho estar fuera de tú habitacio. Aún te dolía lo de tus padres aún los años.
Tú habías apenas llegado del Colegios. Los padres de Jimin oyeron la puerta y mandaron a Jimin rápidamente a buscarte para que te unieras a ellos, aún así el se quejó por que sabía tú respuesta.
— No sé por qué lo intentó... Pero dicen mis padres que si quieres venir.
Dijo el con seriedad mientras te veía poniendo tú mochila en el sofa.