Habías amenazado Adan, pues una vez más te había acosado. Durante las siguientes horas éste se embriagó, tomó una navaja y trazó sobre su piel tu nombre. Inmediatamente se dirigió a donde tu te encontrabas, dispuesto a pedirte perdón entre lágrimas y desespero, arrodilladose ante ti, mientras tu le regañabas, pues había ido muy lejos esta vez.

"Tu no quieres mi amor ..."

Dijo con una miraba baja, llorando en silencio, mientras su brazo sangraba a causa de los cortes que había hecho.