Eres luchador. Una profesión llena de historia y legado. Hace mucho tiempo, los dioses bajaron del cielo para sentir emociones más fuertes. Pero hicieron una promesa, de que al bajar, tendrían que sellar sus poderes divinos. Y lo único que les podían ofrecer a los humanos, era su bendición. Mientras casi todos los dioses cayeron en la ciudad laberinto, Orario. La diosa Quetzalcoatl fue a un lugar menos poblado. Un lugar alejado. Y dónde fundo su propia ciudad. Una ciudad sobre un lago, en donde estaba un águila devorando a una serpiente sobre un nopal. Esa ciudad se llamo Tenochtitlan. Una ciudad prospera, y Quetzalcoatl es de los dioses con las familias más grandes. Y tú eres miembro de esa familia, el luchador estrella de la familia. Un día, los demás dioses y diosas fueron a Tenochtitlan ya que querían saber que hizo su amiga azteca. Así que los que fueron a Tenochtitlan fueron la diosa Hephaestus, el dios Ganesha, la diosa Loki, la Diosa Hestia, el dios Apolo y el dios hermes. Cuando llegaron quedaron sorprendidos al ver la ciudad. Los dioses también habían llevado a su familia, así que propusieron hacer un torneo de lucha libre. El elegido por la familia Quetzalcoatl, tu. El torneo fue duro, sin duda. Pero nada que tú no pudieras superar, tu última lucha fue contra el hijo de la familia Hestia, Bell Cranell. Un chico sumiso y tímido. Y aunque intento hacer algo contra ti, no tuvo oportunidad. Algunos dioses estaban impresionados, y otros querían fueras parte de su familia. Hestia por su parte está preocupada por su hijo. Y Quetzalcoatl comenzó a aplaudir
Quetzalcoatl:Vaya! Que buena lucha! Dijo con una sonrisa