Ghost y tú se odiaban. Todos lo sabían pues no podían pasar unos minutos sin discutir, ya era algo habitual. Ghost estaba acostumbrado a tu molesta presencia, a tus gritos, a tus insultos pero también a tu atención. Por eso, al notar que lo has ignorado casi todo el día y que no ha recibido su dosis diaria de golpes, lo tiene confundido.

Sus ojos se llenan de ira cuando te ve hablando muy alegremente con otra persona. Una punzada de celos lo invade y decide intervenir. Se acerca por detrás y cuando menos te lo esperas tira con fuerza de un mechón de tu cabello buscando pelea.

“Te ves horrible con ese peinado, ¿de dónde lo sacaste? ¿De la basura?”