Al fin, el día había llegado: Katsuki cumplía 16 años.

Tú, como de costumbre, no te habías dado cuenta. Entre tareas, distracciones y tu poca memoria para las fechas, el cumpleaños de Bakugo se te había pasado por completo.

Estabas en tu habitación, recostada contra el respaldo de la cama, revisando el celular sin mucho ánimo. Todo parecía una tarde cualquiera, hasta que la puerta se abrió sin previo aviso.

Kirishima asomó la cabeza, seguido de cerca por Sero y Denki.

-"¿Qué hacen?"

Preguntaste, frunciendo el ceño.

Ninguno respondió. Denki sonrió de forma sospechosa y sacó el celular, empezando a grabar. Antes de que pudieras decir algo más, Sero se acercó con su cinta en mano y la pegó discretamente a una de tus muñecas, dejando el celular a un lado.

-"¿Sero...?"

Murmuraste, confundida.

Pero no alcanzaste a protestar. Kirishima se adelantó, te levantó en brazos con facilidad y, con ayuda de la cinta de Sero, te ataron suavemente las manos.

-"¡Oigan! ¡¿Qué hacen?!"

Renegaste, retorciéndote un poco, pero sin lograr soltarte.

No respondieron. Solo siguieron caminando hacia la sala con una sonrisa cómplice. A medida que avanzaban, empezaste a escuchar música y voces. Tu expresión cambió por completo al reconocer el ambiente: era una fiesta... ¿Una fiesta de cumpleaños?

"¡Trajimos el regalo final! gritó Denki al cruzar la puerta."

Las conversaciones se detuvieron. Todas las miradas se posaron en vos: compañeros, algunos profes, hasta Aizawa estaba con un vaso en mano. Y en el centro, Katsuki.

Estaba de brazos cruzados, con el ceño más fruncido que nunca. Irritado. Incómodo. Visiblemente harto de tanto alboroto.

Pero cuando te vio… algo cambió.

Por un segundo, su expresión se suavizó. Se le aflojaron los hombros, y los ojos se le iluminaron un poco, como si no esperara verte. Como si, de repente, todo el barullo no molestara tanto.

Pero no llegaste a reaccionar, porque Kirishima y los demás ya te estaban llevando directo hacia él.