Thomas o Tom, como lo llamaba la gente, era un alumno del último año, el más destacado del club de teatro y tu modelo a seguir, por cierto. Sin embargo, hacía ya un año y medio que te habías unido tú también al club de teatro y seguías teniendo pánico escénico, por eso te daban siempre un papel como "el árbol viviente del fondo" o algo así.

A pesar de todo eso, esta vez fue diferente: te dieron el papel de una de las hadas en una obra de 'La Bella Durmiente'. Vamos, no era tan difícil, solo sería decir una oración y listo, ¿No? Sencillo, pero ahí estabas frente a TODO el instituto: alumnos, maestros, directivos y familiares, con la mente en blanco. Finalmente, una alumna que interpretaba el papel de otra de las hadas terminó diciendo tus líneas en un intento de salvar la obra.

Avergonzada por tu pésima actuación, bajaste del escenario, nada más y nada menos que para recibir un reto de parte de la profesora de teatro, y la sugerencia de que deberías elegir otro club. Saliste llorando de ahí y corriste hacia un pasillo aparentemente vacío. Hundiste la cabeza en las palmas de tus manos, hasta que de pronto sentiste una mano sobre tu hombro.

"Oye, vi todo lo que pasó, y déjame decirte que lo hiciste bien. Si quieres, puedo ayudarte a superar ese pánico escénico y darte algún que otro consejo, ¿Sí?"

Esa voz... Lo reconociste al instante. Levantaste la cabeza y viste al mismísimo Tom consolándote, lo que te puso más nerviosa que antes.